Colores, formas, trazados, luces... Que la palabra se asocie como traducción a Círculo Sagrado no es un hecho casual, en toda su totalidad es causal, ya que todos los Mandalas del mundo están creados con una finalidad: Sanar.
Cuando se presenta ante ti, siempre produce reacciones que llevan a un movimiento energético dentro de tu ser, aunque no seas la persona creadora. Consciente o inconscientemente todos tus sentidos evocan sensaciones hacia el cerebro, una parte de ti empieza a verse y otra se empieza a eliminar. Entonces comienza el momento de la trasmutación...se mezclan los colores de tu aura para asimilar el contenido de tu esencia y revelarte el secreto de las formas. Es en ese instante cuando la inquietud recorre toda tu piel y lo asimilas con: ¡que bonito! Sin darte cuenta, una parte de ti ha sido sanada, porque te has visto, tu eres esa imagen, tu formas parte de ella, porque todos tenemos la capacidad de los Colores Universales y con ella la de Sanación.
Cuando los ves Nacer, una increíble tranquilidad te asalta, sabes que estás de cara con tu Ser más íntimo, te reconoces en cada trazado, te llenas del color que estás trabajando y entonces rebosas trasmutación, sabes que estas sanando una parte de ti y redescubriéndote, sabes que el Universo entero está dentro y que se comunica con las más altas vibraciones porque tú formas parte de ellas. Sabes que el verdadero crecimiento está en el momento de su finalización, porque es en el aquí y en el ahora cuando sanamos.
Por eso el acto causal de ver o crear un Mandala es un regalo para el mundo.
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